3) ¿Qué papel juega la salud mental en tu cortometraje?
Creo que tiene un papel protagónico sin duda, y que incluso debería aparecer en los créditos. ¿Te imaginas? Créditos: ve al psicólogo, guapa. Bromeo, pero de verdad tiene un papel importante. Todos los factores que se critican y exageran en el corto considero que son algunos de los que más afectan a nuestra salud mental en la época que vivimos actualmente: alienación tecnológica, búsqueda de la perfección, pérdida de nuestra propia identidad por amoldarnos a la sociedad, cumplir con la expectativas y los roles que se nos han asignado… A parte, los personajes que van apareciendo en el corto cada cual está más pirado que el anterior, así que… ¿cómo no va a hablar de la crisis de salud mental que estamos viviendo?
4) Hemos visto que a lo largo del cortometraje como existe un escenario distópico futurista, ¿qué te inspiró para escribir Sidéreo?
El corto nació de una idea inicial totalmente contraria a lo que acabó siendo finalmente, me explico; estaba en un concierto y al mirar los altavoces me pregunté qué ocurriría si tuviera alergia a la tecnología y mis oídos empezaran a sangrar, me empezara a salir un sarpullido por todo el cuerpo, etc. (imagina lo poco que me estaba gustando el concierto, un horror). El concepto me pareció interesante, y a partir de allí empecé a visualizar un personaje totalmente aislado de la sociedad porque es alérgico a la tecnología. Empecé a hacer brainstorming, y a generarme preguntas acerca de éste: ¿Con quién tendría contacto? ¿Cómo sería su familia? ¿Dónde viviría…? y finalmente, la más importante… ¿Qué ocurriría si se diera el caso totalmente opuesto?: si en vez de no tener contacto con la tecnología, solo tuviera contacto con el mundo exterior a través de la tecnología. Y aquí automáticamente nace la primera escena del cortometraje.
Entorno el escenario distópico futurista, creo que fue principalmente una necesidad que demandaba el guion: si quería generar y llevar al extremo algunas características de la sociedad, y una de estas se centraba en la tecnología, era casi evidente que se debía situar a los personajes en el género de ciencia ficción, distópico futurista, como una especie de 2001: Una Odisea del Espacio, Black Mirror, Gattaca…
5) ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que quieren dedicarse al mundo audiovisual y cinematográfico?
Mi consejo principal y más importante (y creo que muchos olvidan) es la importancia del trabajo en equipo y de crear buenas sinergias con este. Cuando generas una pieza que su complejidad se expande y no puedes rodar solo (que en el ámbito cinematográfico, es la mayoría) tienes que tener presente los cuidados y trabajar mucho la empatía. Muy importante la comunicación y rodearte de personas con las que sabes que trabajas bien y a gusto. Si un equipo va a una y se dejan los egos a un lado, se puede acabar generando una pieza maravillosa y, además, se disfrutará del proceso: de qué sirve trabajar en un proyecto si no es para disfrutarlo? No todo reside en el éxito o el resultado final. Obviamente pueden surgir conflictos porque son muchas horas, presión y expectativas, pero lo importante es luego hablarlo y que se sienta como un espacio seguro, que no sideral.
6) ¿Existe alguna parte autobiográfica en el cortometraje? Si es así, ¿se puede saber?
La verdad es que no hay nada autobiográfico per se, de hecho, durante el cortometraje trabajo bastante con clichés para llevar algunas estructuras impuestas al extremo; la protagonista patosa, soñadora y naíf, la figura de la madre desquiciada por la presión social de ejercer ese rol, el padre distante que solo habla para imponer su verdad, la figura de la institución encarnada en una psicóloga controladora y manipuladora… Así que cualquier semejanza de mi en el corto no es porque sea autobiográfico, sino porque vivo en una sociedad que, en general, repite estos patrones estructurales.
A decir verdad, viendo el corto con perspectiva, creo que no me siento casi nada reflejado en Ova (la protagonista principal). De hecho, si hubiera nacido en un mundo como Sidéreo seguramente hubiera acabado siendo como la psicóloga controladora y manipuladora trabajando para el estado, el sueño de cualquier funcionario. Así que no, nada de autobiográfico en esa protagonista. (Que la amo, pero telita chica, espabila).
7) Sidéreo muestra la necesidad de libertad. ¿Qué significa para ti la libertad?
Mi opinión ante el concepto de libertad es bastante negativo a decir verdad: creo que estamos sometidos y encadenados a tantos elementos que no podemos decidir individualmente y que se escapan de nuestra elección, que la idea de libertad es un poquito utópica. Para mí, la libertad representa la capacidad de elegir y tomar tus propias decisiones, ¿no? Sin embargo… ¿Quién decide nacer en una familia pobre? ¿O en un entorno hostil? ¿O con una enfermedad terminal? En el momento en el que nacemos ya estamos condenados a un contexto y una realidad que no hemos decidido. Pero sí, los privilegiados tenemos la suerte de poder elegir qué vamos a cenar esta noche… pero hay muchas personas que no se pueden tomar esa libertad de decisión, porque solo tienen una opción. Entonces creo que esta idea negativa ante la libertad, o la libertad de decisión, se refleja claramente en el cortometraje. Por poner un ejemplo… Estados Unidos, un país “libre”. Pero ahora no puedes abortar. A esto me refiero con que la libertad en nuestro contexto es una ilusión.
8) Para terminar, ¿Podrías comentarnos alguna escena complicada del rodaje o alguna anécdota?
Anécdotas hay un montón: todo el rodaje fue un conjunto de imprevistos, cambios de última hora, crispaciones, risas, lágrimas… eso era Orgullo y Prejuicio vamos. Claro, un equipo de casi 30 personas juntas durante 5 días rodando 12 horas al día, durmiendo juntos… hay mucha energía en un mismo espacio. Sin embargo, me encanta siempre remarcar una anécdota que para mí fue icónica: a Blanca (la actriz que encarna a Ova) le cortamos el flequillo 3 minutos antes de rodar la primera toma y le colocamos la lentilla de color azul para fingir una heterocromía del iris (un ojo de cada color). Eran dos elementos tan, pero tan característicos que acompañaban al personaje des de que empecé a escribir el guion, que cuando los vi en ella fue como: Okay, ella es Ova y todo esto va a funcionar. Aún me emociono cuando lo pienso la verdad.
La escena más complicada, pero sin ningún tipo de duda, fue una que transcurre en la realidad y en el espacio sidéreo a la vez: como espectador ocurren simultáneamente, pero en el rodaje, los rodamos con tres días de separación, entonces la dificultad de actuación para las actrices y, por mi parte de dirección de personajes, fue muy compleja, ya que debían retomar y conectar con el personaje que habían grabado tres días antes en escenas que se iban a montar paralelamente en postproducción, realmente fue una locura. Las escenas más divertidas y emocionantes de rodar fueron sin duda las finales y creo que se refleja en el resultado y que, con mucho delirio, se transmite al espectador. Pero para eso, mejor no entro en detalle y mejor que uno juzgue por sí mismo. Más que juzgar… disfrutar, ya que creo que es toda una experiencia tanto sonora como visual.